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Meditación viacrucis

I ESTACIÓN

Jesús es condenado a muerte.

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V/ Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos

R/ que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

​

V/ Alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.

R/  Y los dolores de su santísima Madre al pie de la Cruz.

1. Lectura del Evangelio según san Juan (19, 5-6):

Salió Jesús a la vista de todos llevando la corona de espinas y el manto púrpura. Les dice Pilato; “Aquí tienen al hombre”. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: ¡crucifícalo, crucifícalo! Les dice Pilato: tómenle ustedes y crucifíquenle, porque yo no encuentro delito en él.

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2. Reflexión

Pilato pone a la vista de todos a Jesús diciendo “Ecce Homo”. A las palabras del gobernador, quien representa la justicia humana muchas veces queremos esquivar la mirada y taparnos los oídos, nos duele la figura poco atrayente de un hombre justo que ha sido maltratado, humillado, ultrajado. Sin embargo al contemplarlo orientados por el Espíritu, con asentimiento en el corazón podemos ver en nuestro Rey y Señor, un mensaje, en apariencia han desfigurado al hombre, pero sin saberlo, Pilato nos recuerda que Jesús en su predicación muchas veces se presentó como el “Hijo del Hombre” revelando así que en él todo ser humano se puede ver reflejado, por ello al escuchar de la boca de Pilato “He aquí al hombre” confrontemos nuestra humanidad con la de nuestro salvador, y recordemos que la dignidad de la que hemos sido dotados es ser creados a imagen y semejanza de Dios. Contemplemos la Imagen del Siervo Doliente, que sufre con su pueblo.

​3. Oración

¡Oh Cristo Rey de la Gloria!, Tú que siendo verdadero Rey permitiste ser condenado a muerte, ayúdanos para que seamos testigos de tu amor y de tu misericordia, para que juntos construyamos tu Reino, y no nos dejes caer en la tentación de condenar a los demás. Amén.

Padre nuestro...

4. Canto

Por tu sentencia injusta, perdón Señor, Piedad,

si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad.

II ESTACIÓN

Jesús carga con su cruz.

​

V/ Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos

R/ que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

​

V/ Alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.

R/  Y los dolores de su santísima Madre al pie de la Cruz.

  1. Lectura del Evangelio según san Juan (19, 13-17)

Entonces Pilato mandó sacar a Jesús y dijo a los judíos: “Aquí tienen a su rey”, Pero ellos le gritaban: ¡fuera, fuera, crucifícalo! Pilato les dice: “Pero ¿cómo voy crucificar a su rey?” Respondieron los príncipes de los sacerdotes: “Nosotros no tenemos más rey que al César”.  Luego se los entregó para que fuera crucificado.se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús y, cargando él mismo con la cruz, salió al sitio llamado “de la Calavera” (que en hebreo se dice Gólgota).

2. Reflexión

El Maestro en su predicación nos enseñó: “si su justicia no es superior a la de escribas y fariseos, no entraran en el Reino de los cielos” (Mateo 5, 20-26.) Estas palabras recuerdan la manera en que seguimos poniendo peso a la cruz de Jesús. El individualismo, las opciones egoístas, el miedo a perder el poder, tienen como resultado la práctica de la injusticia. Pídamos al Señor para que nuestras acciones sean orientadas por el amor que Él nos manifiesta al abrazar la cruz y estas asuman la promoción del bien común.

​3. Oración

Señor Jesús, en nuestras divisiones, fruto amargo del pecado, enséñanos el camino hacia la unidad, el camino que conduce a la riqueza del Evangelio y de la Redención. Tú, sabio Maestro de vida; tú, bueno y paciente ante la traición del discípulo y a la prepotencia de los gobernantes, danos en tiempos de violencia inaudita y de brutal oposición entre los hombres, un rayo de tu calma y tu serenidad. Amén..

Padre nuestro...

4. Canto

/Perdona a tu pueblo, Señor, Perdona a tu pueblo, perdónale Señor/

Por tus heridas de pies y manos, por los azotes tan inhumanos, perdónale, Señor.

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III ESTACIÓN

Jesús cae por primera vez.

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V/ Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos

R/ que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

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V/ Alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.

R/  Y los dolores de su santísima Madre al pie de la Cruz.

1. Lectura del Evangelio según san Lucas (7, 36-38a.47)

Un fariseo le rogó que comiera con él. Jesús entró en la casa del fariseo y se puso a la mesa. Había en el pueblo una mujer pecadora pública. Al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume y, poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar. Jesús volviéndose hacia la mujer dijo a Simón: Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor.

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2. Reflexión

Aquel que cae bajo el peso de la cruz, camino al calvario se nos había mostrado como “camino, verdad y vida” (Juan 14, 6), así entendemos que para alcanzar los beneficios que Jesús nos trajo con su muerte en cruz, debemos tener la actitud de reconocer nuestras propias responsabilidades. Entender que la oración que dirigimos, no es para poner en sus manos lo que le corresponde al hombre, sino para incentivar nuestra relación con Dios y orientados por Él poder cumplir con nuestra misión. Esto requiere una actitud de humildad y reconocimiento como la que nos anuncia el Evangelio. Confiemos al Señor al pueblo de Dios para que bajo su protección pueda vivir los problemas actuales con resiliencia.

​3. Oración

Concédenos Señor ser fieles a tu voluntad, y que al momento de caer por nuestra condición limitada tu misericordia nos alcance para de nuevo levantarnos. Que tu gracia aliente nuestros pasos para que caminemos con un corazón encarnado y un amor desprevenido, para sostener a los débiles y perdonar a nuestros deudores. Amén.

Padre nuestro...

4. Canto

Por tu primera caída, perdón Señor, Piedad,

si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad.

IV ESTACIÓN

Jesús se encuentra con su Madre.

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V/ Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos

R/ que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

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V/ Alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.

R/  Y los dolores de su santísima Madre al pie de la Cruz.

1. Lectura del Evangelio según san Lucas (2, 34-35)

Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: “Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción, ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones”.

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2. Reflexión

El encuentro de Jesús con su Madre, repite en sus miradas el mensaje del ángel enviado por Dios “No temas, has alcanzado gracia delante de Dios”. Tan importante que son las miradas que tienen la capacidad de consolar, de predicar, de llenarnos de vida. Los gestos que nos estimulan a seguir siempre adelante. Pero cuan pesadas resultan las miradas de odio y discriminación presentes en tantas realidades. Revisemos nuestra mirada, bajo la luz de estas dos miradas que se han encontrado en el camino de la cruz, ambas personas destrozadas, a la vez que plenamente fortalecidas en Dios. Que dice esto a nuestra realidad.

​3. Oración

Habiendo fundido tu mirada, Señor, en los ojos sufrientes de María, y siendo signo visible de hijo obediente hasta la muerte de cruz, concédenos a todos los hijos e hijas de la Iglesia corresponder generosamente al amor de nuestras madres y especialmente a la protección que tu Madre sigue ejerciendo sobre la Iglesia en el mundo. Amén.

Padre nuestro...

4. Canto

Por tu Madre santísima, perdón Señor, Piedad,

si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad.

V ESTACIÓN

Simón ayuda a Jesús con su cruz.

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V/ Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos

R/ que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

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V/ Alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.

R/  Y los dolores de su santísima Madre al pie de la Cruz.

  1. Lectura del Evangelio según san Lucas (23, 26)

Cuando llevaban a Jesús al calvario, detuvieron a un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para llevarla, detrás de Jesús

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2. Reflexión

Lo que hemos hecho o dejado de hacer con los pequeños a Jesús se lo hacemos (Mateo 25, 35-46). La actitud de Simón, nos acompaña para entender que siempre que haya disposición para agradar a Dios, él mismo nos da la posibilidad de encontrarlo y servirlo. Estemos atentos por qué toca constantemente a nuestra puerta. Quien siempre nos fortalece y nos ayuda, ahora se deja ayudar. Hoy se hace urgente esta actitud, pues nos necesitamos unos a otros, para vivir en este mundo y para alcanzar la vida eterna.

​3. Oración

Permítenos Señor, que con la misma docilidad con la que nos dejamos ayudar por los demás en nuestras necesidades más profundas, podamos brindar generosamente nuestra “mano” de ayuda al estilo del Cirineo. Que nuestra Parroquia se sienta transformada en semillero de solidaridad y colaboración para la salvación de las almas. Amén.

Padre nuestro...

4. Canto

Por tu cruz tan pesada, perdón Señor, Piedad,

si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad

VI ESTACIÓN

La Verónica encuentra a Jesús.

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V/ Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos

R/ que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

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V/ Alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.

R/  Y los dolores de su santísima Madre al pie de la Cruz.

1. Lectura del libro del Apocalipsis (22, 4-5.)

Verán su rostro y llevarán su nombre en la frente. Noche ya no habrá; no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz de sol, porque el Señor Dios los alumbrará y reinaran por los siglos de los siglos.

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2. Reflexión

La acción que contemplamos en la verónica, refleja la búsqueda interior descrita en los salmos: “Dice de ti mi corazón, busca su rostro. Si Yahvé, tu rostro busco. No me ocultes tu rostro” (Salmo 27,8). El rostro de Cristo se nos muestra en muchas realidades humanas que reclaman la presencia de personas revestidas de Cristo, lo cual se manifiesta en una sencilla cuestión ¿A qué nos mueve nuestra fe? A sabernos amados por Dios e intentar expandir su amor por el mundo, esto es misericordia. Es el rostro de Cristo que debe estar visible para la salvación del mundo

​3. Oración

Señor Jesucristo, tú que aceptaste el gesto desinteresado de amor de una mujer y, a cambio, has hecho que las generaciones la recuerden con el nombre de tu rostro, haz que nuestras obras y las de todos los que vendrán después de nosotros, nos hagan semejantes a ti y dejen al mundo el reflejo de tu infinito amor. Amén

Padre nuestro...

4. Canto

¿Cómo le cantaré al Señor, cómo le cantaré?

¿Cómo le cantaré al Señor? ¡Hombre de barro soy!

VII ESTACIÓN

Jesús cae por segunda vez.

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V/ Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos

R/ que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

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V/ Alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.

R/  Y los dolores de su santísima Madre al pie de la Cruz.

1. Lectura del libro del profeta Isaías (53, 3-9)

Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no le tuvimos en cuenta. ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado.

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2. Reflexión

En situaciones de dolor, muchos preguntan ¿Dónde está tu Dios? Es difícil para la mirada humana reconocer a un Mesías que puede sufrir la muerte, que está en la calle a punto de morir. Sin embargo es un momento fuerte que confronta nuestra fe ya el Maestro nos había enseñado que el grano tiene que morir para dar mucho fruto (Juan 12, 24) y “ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando“(Juan 15,14) Su enseñanza va más allá de las palabras se hacen vida y por ello fortalece a todo aquel que experimenta la soledad, el rechazo, la falta de motivación para seguir avanzando. Jesús no se rinde a sus caídas, se levanta de nuevo para seguir hacia su meta. Oremos para no perder la esperanza.

​3. Oración

Señor Jesús, caído y compañero de los que continuamente caen como víctimas ante la falta de amor de quienes les rodean, remuévenos para no dejarte postrado en el suelo junto al pobre, el anciano o el preso. No permitas que seamos cómplices de las sombras de tanto desconsuelo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Padre nuestro...

4. Canto

Por tu segunda caída, perdón Señor, Piedad,

si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad.

VIII ESTACIÓN

Jesús encuentra a las mujeres.

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V/ Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos

R/ que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

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V/ Alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.

R/  Y los dolores de su santísima Madre al pie de la Cruz.

1. Lectura del Evangelio según San Mateo (23, 24-31)

Seguían a Jesús una gran multitud del pueblo y de mujeres, que se golpeaban el pecho y lloraban por él. Pero Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: “¡Hijas de Jerusalén!, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos, porque vendrán días en que dirán: bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron y los pechos que no criaron. Entonces comenzarán a decir a los montes que caigan sobre nosotros, y a los collados que nos cubran, porque del árbol verde hacen estas cosas, ¿Del seco, ¿qué no se hará?

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2. Reflexión

El encuentro con las mujeres de Jerusalén nos ayudan a reflexionar la instrucción de Jesús sobre “comprender lo que significa aquello de Misericordia quiero, no sacrificio” (Mateo 12,7) ante los golpes de pecho que ellas se dan en medio del llanto, Jesús nos pide asumir una voz profética que anuncie un día nuevo, lo cual requiere la capacidad para leer nuestra historia cotidiana. Oremos por tantas personas que hoy no se dan golpes de pecho, sino que ponen su hombro, arriesgan su vida para que podamos salir de la crisis mundial.

​3. Oración

Oh Dios que has iluminado a tu Iglesia con las obras y ejemplo de las santas mujeres, te damos gracias por tantas mujeres que han salido al encuentro de los otros en los momentos en donde lo han necesitado, que han sido capaces de hacerse antorcha, guía para los perdidos en medio del dolor y la violencia, haznos Señor sabios con la capacidad de ver las “piedras angulares” que son para la vida de la Iglesia. Amen.

Padre nuestro...

4. Canto

Un pueblo que camina por el mundo, gritando: ¡ven Señor!

Un pueblo que busca en esta vida, la gran liberación.

IX ESTACIÓN

Jesús cae por tercera vez.

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V/ Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos

R/ que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

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V/ Alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.

R/  Y los dolores de su santísima Madre al pie de la Cruz.

1. Lectura de la primera Carta de Pedro (2, 24)

El cargó en su cuerpo con nuestros pecados en el madero de la cruz, para que, muertos a nuestros pecados, empezáramos una vida santa. Y sus heridas nos han sanado.

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2. Reflexión

En esta caída de Jesús camino a la cruz, estamos invitados a considerar la presencia de Dios en nuestras vidas. Muchas veces la prepotencia humana y los ídolos que le rodean, hace que olvide a Dios. Perdiendo de vista que al final para despertar a la vida eterna seremos juzgados en el amor (Apocalipsis 20,12) y este en realidad sólo se puede vivir en la renovación de la Alianza eterna que el Señor nos dejó. Oremos para que en humildad podamos reconocer cuales son nuestros verdaderos límites.

​3. Oración

Dios fuente de todo amor, que en Cristo tu Hijo nos has dado el modelo de toda virtud, te pedimos que el sacrificio de tu Hijo, nos haga conscientes de nuestros compromisos como testigos del Evangelio. Amén.

Padre nuestro...

4. Canto

Cristo rompe las cadenas,

Cristo rompe las cadenas del pecado,

Cristo rompe las cadenas y nos da su libertad.

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X ESTACIÓN

Jesús despojado de sus vestiduras.

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V/ Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos

R/ que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

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V/ Alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.

R/  Y los dolores de su santísima Madre al pie de la Cruz.

1. Lectura del Evangelio según san Juan (19, 23-24)

Los soldados...cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: “No la rasguemos, sino echémosla a suertes, a ver a quién le toca”. Así se cumplió la Escritura: “Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica”. Esto hicieron los soldados.

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2. Reflexión

Las vestiduras en las diversas culturas señalan los rangos de dignidad y en muchas ocasiones conlleva la discriminación social. Jesús al ser despojado de sus vestiduras nos confronta con esta realidad, pues en su misma desnudez, le contemplamos como verdadero Dios y Hombre y esto nos recuerda que en el establecimiento del orden social, evitando el pecado estructural no podemos olvidar que “la mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero Yahvé mira el corazón” (1 Samuel 16,7). Oremos por quienes carecen de lo indispensable, para que en solidaridad se les pueda garantizar el acceso de los servicios que garantizan el buen desarrollo de la vida humana.

​3. Oración

Señor despójanos de las vestiduras del pecado y revístenos de la prenda de tu gracia. No dejes que nuestro corazón se vista de arrogancia, evita que nuestra vida se llene de gala y busque tan sólo el poder, puestos, farsas sociales y vanidad pasajera, para que así seamos perseverantes en la predicación del Evangelio. Amen

Padre nuestro...

4. Canto

Por tu gran inocencia, perdón Señor, Piedad,

si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad.

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XI ESTACIÓN

Jesús es clavado en la cruz.

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V/ Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos

R/ que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

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V/ Alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.

R/  Y los dolores de su santísima Madre al pie de la Cruz.

1. Lectura del Evangelio según san Juan (19, 18-22

Lo crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: “Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos”. Y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: “No escribas: “El Rey de los judíos”, sino: “Este ha dicho: Yo soy Rey de los judíos”.

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2. Reflexión

El “INRI” que encontramos en tantas cruces señala el motivo del establecimiento de la Pena de muerte para Jesús. El problema aquí no son sólo los caminos que se utilizaron para justificar la condena a muerte (Lucas 6, 7), ni la crueldad de la mano que se ha levantado contra el inocente, ni los falsos testimonios presentados (Mateo 26,60), lo más cruel de la escena está en la cerrazón del corazón que no permite el arrepentimiento y la consecuente reparación. Al contemplar a Jesús en la cruz estemos atentos a cada una de sus palabras, que hoy tienen un mensaje nuevo que calma nuestra sed.

​3. Oración

Señor Jesús, que has querido darnos en tu último padecimiento un signo de unidad al estar en medio de dos ladrones. Ayúdanos a ser signo de diálogo y acogida. Que el Evangelio sea nuestra mejor herramienta para llevar a la práctica el amor y la fraternidad. Amén.

Padre nuestro...

4. Canto

/Perdona a tu pueblo, Señor, Perdona a tu pueblo, perdónale Señor/

Por los tres clavos que te clavaron, por las espinas que te punzaron, perdónale, Señor.

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XII ESTACIÓN

Jesús muere en la cruz.

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V/ Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos

R/ que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

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V/ Alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.

R/  Y los dolores de su santísima Madre al pie de la Cruz.

1. Lectura del Evangelio según San Mateo (27, 45-50.54)

A media tarde Jesús gritó: “Elí, Elí lamá sabaktaní”, es decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. Al oírlo algunos de los que estaban por allí dijeron: “A Elías llama éste” (…) Jesús, dio otro grito fuerte y exhaló el espíritu. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba dijeron aterrorizados: “realmente éste era Hijo de Dios”.

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2. Reflexión

El Hijo de Dios ha muerto. El que es nuestra cabeza, nos señala la meta. Esperamos en que nuestro en el último suspiró dios nos encuentre vigilantes, para poder entregar nuestro espíritu en manos del Padre. Sus últimas palabras son signos de esperanza, parece derrotado, pero es el galardón de su misión, a la vista de todos está el Salvador, cumpliendo la palabra pronunciada en el diálogo con Nicodemo: “como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna” (Juan 3, 14-15). Oremos para que atraídos por el amor de Dios, sepamos vivir nuestro bautismo, siguiendo la voluntad del Padre.

​3. Oración

Señor, tú que con el último suspiro diste cumplimiento a la voluntad del Padre, concédenos a nosotros, que meditamos en tu Pasión, seguir tus pasos contemplando el misterio de tu redención, ante el cual no hay palabra humana que lo pueda abarcar. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Padre nuestro...

4. Canto

Por tu muerte santísima, perdón Señor, Piedad,

si grandes son mis culpas, mayor es tu bondad

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XIII ESTACIÓN

Jesús es bajado la cruz.

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V/ Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos

R/ que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

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V/ Alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.

R/  Y los dolores de su santísima Madre al pie de la Cruz.

1. Lectura del Evangelio según san Juan (19, 38-40)

José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron pues, y retiraron su cuerpo. Fue también Nicodemo con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar.

Palabra de Dios.

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2. Reflexión

Contemplar a la Madre sosteniendo a su Hijo muerto, refleja el dolor profundo de quien ha amado y la fortaleza concedida a quien sabe esperar en Dios. “la escena nos recuerda lo atestiguado por Mateo “entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron” (Mateo 2,11) en la epifanía al pesar en los dones presentados por los reyes al niño recién nacido, reconocíamos la necesidad de presentar nuestros propios dones. Oremos para que en el momento de nuestra muerte seamos dignos de bajar a la tumba dejando el rastro de aroma a santidad y ser encontrados dignos de encontrarnos cara a cara con nuestro Redentor

​3. Oración

Tu señor, que despojado de tus vestiduras fuiste cubierto por el lienzo de la fidelidad profesada por tus discípulos, concédenos a todos, la sencillez para permitir que el resplandor de tu sacrificio penetre la oscuridad de nuestros vestidos y la debilidad de nuestra humanidad. Amén.

Padre nuestro...

4. Canto

/Perdona a tu pueblo, Señor, Perdona a tu pueblo, perdónale Señor/

Por las tres horas de agonía en que por madre diste a María, perdónale, Señor.

XIV ESTACIÓN

Jesús es sepultado.

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V/ Te adoramos, Oh Cristo y te bendecimos

R/ que por tu Santa Cruz redimiste al mundo

​

V/ Alabada sea la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo.

R/  Y los dolores de su santísima Madre al pie de la Cruz.

1. Lectura del Evangelio según San Mateo (27, 59-61)

José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en el sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca; luego hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se fue. Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro.

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2. Reflexión

Termina el camino de la cruz e inicia el testimonio valiente de quienes lo presenciaron y de quienes hemos sido sumergidos en las aguas del bautismo. “La predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan es fuerza de Dios” (1 Corintios 1,18). La sabiduría de la cruz nos hace esperar ante toda desesperanza, porque si Jesús ha bajado a la tumba para vencer la muerte, permaneciendo unidos a Él también lo podemos hacer. Nos unimos a María, recordando que Jesús en la cruz nos invitó a una relación especial con ella, relación de hijos, para que sea ella quien nos enseñe a permanecer en el amor de Cristo y así nuestra Iglesia brille por su misterio de Unidad.

​3. Oración

Señor Jesús, tú que recibiste hasta el último momento el afecto fiel de algunos hombres y mujeres a quienes habías marcado indeleblemente con tu amor, permítenos sostenernos en la vocación a la cual nos llamas, que encontremos en las debilidades humanas una oportunidad para ser tus testigos. Amén.

Padre nuestro...

4. Canto

/Si vienes conmigo y alientas mi fe,

Si estás a mi lado, ¿a quién temeré?/)

 

A nada tengo miedo, a nadie he de temer, Señor, si me protegen tu amor y tu poder.

Me llevas de la mano, me ofreces todo bien. Señor, Tú me levantas si vuelvo a caer.

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